martes, 26 de enero de 2010

Dejar de fumar duplica la supervivencia en pacientes de cáncer de pulmón de etapa inicial

JUEVES, 21 de enero (HealthDay News/DrTango) -- Un estudio reciente halla que dejar de fumar después de un diagnóstico de cáncer de pulmón de etapa inicial duplica las probabilidades de que un paciente vida otros cinco años más.
Imagen de noticias HealthDay"Los resultados son muy sorprendentes. No creo que nadie esperaba una diferencia tan drástica. Es increíble", aseguró el Dr. Norman Edelman, director médico de la American Lung Association. "La advertencia principal es que se trata de un cáncer de pulmón en etapa inicial".
Los cánceres de pulmón en etapa inicial pueden llegar a tener una tasa de cura de 50 a 60 por ciento, apuntó Edelman. La tragedia es que muy pocos cánceres de pulmón (quizá el 20 por ciento, apuntaron los autores) se diagnostican en esta etapa.
Los nuevos hallazgos aparecen en la edición en línea del 21 de enero de BMJ.
De acuerdo con un editorial acompañante, menos de un tercio de todos los pacientes de cáncer de pulmón siguen con vida un año después del diagnóstico.
Desde luego, la mejor forma de evitar el cáncer de pulmón es no fumar o dejar el hábito si ya lo hace. Las personas que dejan de fumar tienen una incidencia mucho más baja de recibir un diagnóstico de cáncer de pulmón a lo largo de su vida, señalan los expertos.
Sin embargo, no está muy claro por qué el hecho de dejar de fumar podría afectar el pronóstico de los pacientes después de un diagnóstico, señalaron los autores.
Para determinarlo, los investigadores británicos examinaron los datos de diez estudios observacionales anteriores para analizar el impacto de dejar de fumar después de un diagnóstico de cáncer de pulmón.
"Usamos metaanálisis para resumir los hallazgos", dijo la autora principal del estudio, Amanda Parsons, candidata de Ph.D. del Centro de Estudios para el Control del Tabaquismo de la Facultad de medicina y odontología de la Universidad de Birmingham. "Dejar de fumar se relacionó con una probabilidad dos veces mayor de sobrevivir en cualquier momento en comparación con la gente que seguía fumando".
Sólo un porcentaje que oscilaba entre 29 y 33 por ciento de los pacientes de cáncer de pulmón en etapa inicial que seguían fumando vivían cinco años, mientras que del 60 al 70 por ciento de los pacientes que lo dejaban vivían esta cantidad de tiempo, aseguró Parsons.
La supervivencia parecía proceder de una menor probabilidad de recurrencia del tumor, y no por mejoras cardiacas o pulmonares, señalaron los investigadores.
Todos los pacientes estaban en una etapa inicial y habían sido tratados con cirugía, quimioterapia o radiación, además Parsons agregó que, "los resultados sólo se pueden aplicar a este grupo de pacientes de cáncer de pulmón. Este trabajo no nos dice nada sobre los beneficios de dejar de fumar si se tiene un cáncer de pulmón avanzado".
Y debido a que todos los estudios incluidos en este análisis eran de naturaleza observacional, no está claro si dejar de fumar produce de hecho un declive en el número de muertes.
Aún así, los hallazgos dan por hecho que el asesoramiento para dejar de fumar se debería ofrecer de manera rutinaria a los pacientes diagnosticados con cáncer de pulmón.
De acuerdo con Parsons, "a los pacientes de cáncer de pulmón no se les ofrece ayuda habitual para dejar de fumar aunque algunos hospitales podrían tener este servicio". Esto es en Gran Bretaña, señaló Edelman, y la probabilidad de que exista cierta coherencia en esta área es incluso menor en Estados Unidos, un país que no cuenta con un sistema de atención de la salud global.
"Por supuesto, la American Lung Association exhorta a todo el mundo que deje de fumar. Lo decimos una y otra vez. Nunca es tarde para dejar de fumar. Contamos con una buena evidencia de que se consiguen beneficios aunque se tengan 70 años", apuntó.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

El síndrome del ovario poliquístico es la segunda causa de infertilidad



Las mujeres suelen consultar porque pierden embarazos o no tienen ovulación
  • No debe tratarse con cirugía y tampoco con anticonceptivos orales
  • El primer paso es combatir la excesiva producción de insulina, una hormona que altera el funcionamiento ovárico
Para que una mujer ovule hacen falta dos mecanismos: el de selección -que permite que el organismo elija entre varios folículos u óvulos inmaduros- y el de dominancia, que sella el triunfo de un óvulo entre todos. En las mujeres con poliquistosis ovárica ambos mecanismos fallan. Y por eso es que este síndrome, que sufre cerca del 10% de la población femenina en etapa reproductiva, se caracteriza por la falta de ovulación o de menstruación y, así, convierte al problema en la segunda causa no infecciosa de infertilidad, antecedido por la endometriosis.

"La concepción actual es que el síndrome del ovario poliquístico es parte del síndrome metabólico", explica el doctor Ramiro Quintana, subdirector médico del Instituto de Fertilidad (IFER), afiliado a la UBA. "Una mujer con poliquistosis ovárica tiene hasta un 40% de riesgo de llegar a los 40 años con diabetes tipo II, además de mayor posibilidad de enfermedad cardiovascular, hipertensión y una condición que antecede a todas éstas: la resistencia a la insulina, que estas pacientes sufren en el 70% de los casos."

El doctor Quintana, en consonancia con las últimas investigaciones en el tema, cita un artículo de octubre pasado en la revista Fertility and Sterility, órgano oficial de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, donde los doctores John Nestler y Daniela Jakubowicz, jefe de la División de Endocrinología y Metabolismo de la Universidad de Virginia, EE.UU., y endocrinóloga especialista en fertilidad y diabetes del hospital de Clínicas de Caracas, Venezuela, respectivamente, dejan en claro que al disminuir la resistencia a la insulina se rompe el círculo vicioso del problema.

Quintana agrega que una proporción importantísima -puede llegar a las tres cuartas partes- de mujeres que no ovulan, no menstrúan o presentan abortos espontáneos sufren el síndrome del ovario poliquístico y de resistencia a la insulina, un fenómeno que al dificultar o impedir que la insulina ingrese normalmente en las células para normalizar los niveles de azúcar en sangre causa un cuadro compensatorio llamado hipersecreción insulínica, la antesala de la diabetes.

Cuando hay hiperinsulinemia, "la insulina actúa directamente sobre el ovario -afirma Quintana-, y esto aumenta la producción de testosterona en los folículos. Así, aparecen síntomas masculinizantes, como el hirsutismo (vello), el acné y la piel grasa, la alopecia, una relación cintura/cadera aumentada, que da un patrón de obesidad parecido al del varón, y la falta de ovulación, lo que ocasiona menstruaciones irregulares o falta de menstruación e infertilidad."

La visita al médico viene por el vello excesivo, el acné, la alopecia, las manchas oscuras llamadas acantosis en el cuello o en los pliegues (que son acumulación de insulina), la obesidad o los problemas de fertilidad.

"Además de las alteraciones físicas, las mujeres con síndrome del ovario poliquístico suelen padecer ansiedad, depresión y cuadros de estrés", agrega el doctor Quintana, quien señala que al diagnosticar a una mujer con este síndrome el médico debería buscar entre sus parientes más allegados síntomas compatibles con el síndrome metabólico, ya que el ovario poliquístico es parte de este cuadro, donde interviene la genética.

Ni píldoras ni cirugía

Los óvulos que producen las mujeres con síndrome del ovario poliquístico no llegan a adultos: pequeños e inmaduros, se agolpan en ese órgano sobrecargado, que puede formar quistes.

"Pero la cirugía, que durante mucho tiempo fue el único tratamiento, en realidad hoy debe ser la última opción -afirma, enfáticamente, Ramiro Quintana-, y hay que pensar en este recurso solo si la medicación u otros tratamientos fallan. Como los quistes son secundarios a una complicación hormonal se espera que se reabsorban con un tratamiento apropiado." Tampoco están indicados los anticonceptivos orales, "porque aumentan la resistencia a la insulina", agrega el especialista, que señala que, sin embargo, suelen ser la medicación de rutina.

El tratamiento debe comenzar por un cambio en el estilo de vida. "Bajar de peso, modificar la dieta, tener un plan de actividad física."

Quintana afirma que además de estas intervenciones se indica metformina, "una droga que se introdujo en el mercado norteamericano en 1995, pero se conoce en Europa y en la Argentina desde mucho antes, y que tiene la capacidad de reducir la resistencia a la insulina y la hiperinsulinemia, y permite que hasta el 80% de estas pacientes vuelvan a ovular normalmente y recuperen sus ciclos hormonales".

Sin embargo, otro desafío es que puedan quedar embarazadas. "Para eso deben producir un óvulo de buena calidad -dice-, y en esas circunstancias podemos utilizar otra droga muy conocida, el clomifeno, un estrógeno débil que ayuda a producir óvulos viables. En caso de que tampoco quede embarazada, está aún la opción de la Hormona Folículoestimulante (FSH)."

Pero para algunas mujeres con este síndrome la maternidad puede ser un sueño difícil. "Las complicaciones son el embarazo múltiple y el síndrome de hiperestimulación ovárico, que puede ocasionar graves riesgos para su vida. La fertilización asistida convencional debe realizarse con todos los recaudos posibles para evitarlas. La maduración de óvulos in vitro es una alternativa para evitar el riesgo de hiperestimulación ovárica."

Por Gabriela Navarra
De la Redacción de LA NACIÓN

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