miércoles, 13 de mayo de 2009

La Prevención de Riesgos Laborales en el sector salud.

image

La Prevención de Riesgos Laborales en la Sanidad.
La función de los centros sanitarios es velar por la salud de las personas que son atendidas, así como recuperarla en aquellas que la han perdido.
Teniendo en cuenta esta función resulta paradójico el desinterés de  muchos sanitarios entre los que se encuentran ciertos cargos directivos por la salud laboral.
La medicina es una profesión vocacional, muy idealizada donde a su vez no se nos forma para afrontar las frustraciones.
Cuando tanta preocupación existe en el SAS por cuidar al cuidador, y fomentar su cuidado, parecen olvidar que el medico es uno de los principales cuidadores del sistema.

Se olvida también que los médicos como trabajadores de la Sanidad Publica tenemos derecho a que se nos informe de cuales son los riesgos a los que nos hallamos expuestos en  nuestro trabajo y sepamos las medidas que se adoptan para evitar los mismos.
La actividad sanitaria en general y el ejercicio de la medicina en particular es una actividad de especial riesgo incluida como tal en el Anexo I del R.D. 39/97 de Reglamento de Servicios de Prevención.
No es una cuestión baladí que el medico esta expuesto a numerosos riesgos en su actividad diaria: desde los Riesgos de tipo Psicosociológicos tan de actualidad como el Estrés o el S. Burn-out consecuencia de la masificación y burocratización de la asistencia sanitaria hasta los riesgos Biológicos o de exposición a radiaciones ionizantes en algunos casos.
El esfuerzo mental en el que el medico desarrolla su trabajo lejos de disminuir aumenta continuamente sobre todo después de la demora cero.

Recordar que España sea el país de Europa donde los médicos soportan mayor presión asistencial.
Así pues, vivimos una gestión cada vez más ajustada del tiempo, junto a una incapacidad para atender las demandas de la población, cuya solución muchas veces no está en nuestras manos.
Estas situaciones sin duda están pasando factura.
Es un hecho constatado por los distintos Servicios de Salud la incidencia al alza en el numero de IT de los médicos, lo que ha provocado en algunas ocasiones la puesta en marcha de planes de actuación que lejos de abordar el problema con la seriedad y el rigor que merece han querido solucionarlas planteando medias represivas que en nada conducen a la solución del mismo.
Pensamos que un tratamiento en serio del problema pasa por el análisis y evaluación de la situación laboral de los médicos así como de los riesgos laborales de los mismos, que dicho sea de paso es una obligación legal desde el año 1996 en que entro vigor la LPRL. Desgraciadamente vemos como pasan los años y el SAS hace oídos sordos de cuantos requerimientos le hace la inspección de trabajo. Solo nos queda acudir de los tribunales de justicia por puesta en peligro de la seguridad y la salud de los trabajadores.
Los daños están ahí, solo falta demostrar la relación causa efecto
Existen estudios que revelan que un 12% de los médicos a lo largo de su vida profesional desarrollaran trastornos de conductas. De ellos un 66-83% tendrán problemas de alcoholismo y entre un 16-25% de otras drogodependencias.
Sin duda alguna, la aparición de estos problemas, están relacionados con el ejercicio de la Medicina, ya que no se dan en otras profesiones como arquitectos o ingenieros por ejemplo.
No es extraño pues, que un 53% de los médicos hayan pensado en abandonar la profesión alguna vez.
Tampoco que se estén desarrollando programas de atención integral al médico enfermo muchas veces con la reticencia de las propia administración sanitaria que es la responsable ultima del problema al actuar como empleadores, garantes de la seguridad y la salud de sus trabajadores y los últimos responsables según la LPRL

Olvida el SAS que el médico cuando diagnostica maneja una gran cantidad de datos y de información. Todos esos datos e informaciones muchos de ellos complejos la tiene que procesar en un corto espacio de tiempo, a veces sobre la marcha y dar una respuesta inmediata.

El ejercicio mental que conlleva realizar 80-90 actos médicos al día conduce a la fatiga mental agravada por la demora cero.

La demora cero obliga a imponer un ritmo de trabajo, más o menos acelerado para poder atender a las exigencias de los pacientes. Esto supone un esfuerzo adicional al del propio del trabajo, ya que el profesional dispone de menor tiempo para analizar e interpretar los resultados e información que suministra el paciente.
Las interrupciones en el trabajo por causas ajenas a la propia tarea, como puede ser la atención de urgencias cuando se esta pasando consulta suponen un esfuerzo mental añadido, ya que el profesional debe centrarse de forma instantánea en algo diferente a lo que se está realizando.
La carga de trabajo se evidencia en las personas a través de la fatiga, expresada esta como un aumento en el tiempo de respuesta frente a las exigencias del trabajo y el medio ambiente.
Entre los indicadores de fatiga se encuentran las perturbaciones psicoafectivas de tono emocional como son las manifestaciones de agresividad e irritabilidad. También se pueden presentar problemas de coordinación motora, de memoria y atención.

La carga de trabajo mental repercute en la organización en la medida en que como consecuencia de ella, se cometen errores en el trabajo, bajan los estándares de calidad del producto final o del servicio, así como una menor productividad. El apremio de tiempo se afronta en detrimento de algunas medidas de protección de la salud del personal y/o pacientes o usuarios del centro sanitario, pudiendo producirse accidentes así como otros daños en la salud de los profesionales como: estrés, Burnout, así como ser responsable de los errores médicos producidos por las prisas.

Como es posible que en pleno siglo XXI un profesional no pueda saber cuantos pacientes tiene que atender en su jornada laboral y se le obligue a prestarles asistencia en tan solo dos o tres minutos, decidiendo sobre cuestiones tan importantes como la salud de los ciudadanos.
Le recordamos que uno de los principios de la acción preventiva establecidos en la LPRL es la adaptación del trabajo a la persona y no al revés.

Nuestras reivindicaciones
Hay que definir de una vez por todas la carga laboral del medico de A.P. Es decir, cuantos pacientes puede ver un medico en su consulta sin que exista el riesgo de producir daños en su salud ni en la de sus pacientes (errores médicos) y que al mismo tiempo se den en condiciones de calidad asistencial.
Debe quedar claro que padecer Burnout es un riesgo laboral y como tal debe ser evaluado y existen herramientas para ello.
Igualmente es preciso definir sus competencias que eviten conflicto de rol
Reivindicamos una mayor participación en la gestión que cause una mayor satisfacción del profesional
Exigimos desarrollar programas de formación en inteligencia emocional, gestión de la demanda,  atención de pacientes  en situaciones difíciles
Así como potenciar planes de apoyo al profesional como constituyen el plan de prevención de las agresiones y el PAIME.
Igualmente hay que insistir en fomentar la educación sanitaria que mejore la relación medico enfermo, y adecuar las expectativas que el Sistema ofrece al usuario a la propia realidad existente.
Estamos seguros de que solo trabajando en condiciones de calidad se lograra el tan ansiado objetivo de la reducción del gasto farmacéutico y mejorara la dignidad profesional y la relación medico-enfermo.
Queremos recordar al SAS que el primer requisito para realizar un trabajo bajo criterios de calidad es precisamente adoptar todas las medidas de protección y prevención necesarias, en función de los riesgos existentes.
No podemos olvidar, que es imposible ofrecer un servicio de calidad en la asistencia sanitaria si ésta no se realiza a su vez en condiciones de calidad

tomado de la pagina web:

http://www.csi-csif.es/andalucia/Article772.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen analisis, el mas completo que encontre en la web.

Pincha aki